Te preguntarás qué relación tiene la música y un año Sabático. Para mí mucho. La banda sonora de mi año Sabático es muy especial.
Lo había decidido: ¡me iba de año sabático! Se acababan los meses de horas extras que me habían permitido ahorrar lo suficiente y empezaban las despedidas mientras la maleta comenzaba a llenarse con lo imprescindible.
Pronto podría hacer realidad mi sueño, y pronto dejaría atrás también a todos esos detractores que, con sus miedos, llevaban tiempo intentando boicotear mi aventura. Y es que, que una chica de 24 años decidiera cruzar el Atlántico sola para descubrir, experimentar y conectar con su yo más profundo, era para muchos entonces una auténtica locura. Y el “año Sabático” aún no existía.
Había sido un año extraño; había tenido que cambiar la fecha de mi viaje varias veces por pequeños contratiempos y las gestiones por correo, fax y llamadas internacionales se habían hecho eternas.
Corría el año 1998, no existían ni internet ni los teléfonos móviles, y en la radio sonaba “Depende”, de un tal Jarabe de Palo; una canción que inmediatamente se apoderó de mí y se convirtió en el himno oficial de mi sueño: mi año Sabático en Estados Unidos. “Depende, todo depende, de según como se mire todo depende…”
En la maleta no faltó el walkman (que solo sabrán lo que es aquellos que vivieron los alocados años ochenta), muchas ganas, algo de miedo y una guía en papel —cómo no—de Estados Unidos, The Rough Guide, de esas que antaño te descubrían lo más secreto y auténtico de cada país. Antes de que llegara TripAdvisor, claro está.
La música de Jarabe de Palo me acompañó a lo largo de todo ese primer año Sabático. Recuerdo que en los días de bajón subía el volumen de “Grita”, y en los de alegría bailaba salsa a golpe de “La Flaca”. Fue la banda sonora de mi sueño, y además me sirvió para alardear de un pedacito de mi tierra. Un día incluso ¡llevé el CD a Harry’s!, el bar de salsa que frecuentábamos.
Es curioso cómo hay canciones que adquieren un significado especial, que calan en uno hasta el punto que se convierten en un chute de energía permanente, en una biblia para conseguir la meta o hacer REALIDAD UN SUEÑO.
La canción de “Depende” no solo se convirtió en un mantra durante aquel lejano 1998, sino que a lo largo de los años se ha convertido en una filosofía de vida que no ha parado de sonar en mi cabeza, y que me ha hecho más fuerte.
Permitidme que al hablar de la banda sonora de mi año Sabático, le haga un homenaje a Pau Donés y a Jarabe de Palo, que enumere los miles de mensajes positivos que me he tatuado con su música:
- Ni uno y uno suman siempre dos, ni la vida es blanco o negro.
- En la vida estás de prestado, la vida es un regalo, hay una y hay que vivir con urgencia.
- Debemos ser lo que SOMOS o queramos ser.
- Hay que vivir en línea con tus valores y en Paz (Pau te llamas).
- Que hay que proteger y resguardar lo que más queremos, y que menudo regalazo dejar crecer a tu ser más querido “sin etiquetas”, sin “ser hija de”.
- Se debe ser libre, cada uno fiel a sí mism@.
- Hay que usar la fama o la posición social para ayudar a eliminar estigmas, romper barreras, contribuir al entendimiento entre las personas.
- Todos tenemos TESOROS, gente que es nuestra mejor medicina.
- En la vida todo puede ser BONITO, aunque la vida te de palos.
- Hay que ser GENEROSO, tremendamente generoso.
- Si necesitas ayuda, pídela; si no te escuchan, ¡GRITA!
- ... y si te siguen dando palos, ¡escucha Jarabe de palo!
Despedirte así, como lo has hecho, es un gesto muy valiente y generoso. Te quedas aquí, para siempre con nosotros, con tu música y tus canciones. Seguiremos cantando y bailando a tu son. No te quepa duda.
Gracias Pau por curarnos tantos palos con tu Jarabe y por habernos dado eso que tú nos das.
Adiós, hasta luego, ¡hasta siempre!